miércoles, 24 de marzo de 2010

Con Michel Peissel



La Sociedad Geográfica Española (SGE) entregó ayer sus premios anuales en una gala en la que estuvieron presentes todos los premiados. Estos son personas o instituciones que han colaborado activamente en la ampliación y divulgación de los conocimientos geográficos o han participado en proyectos de investigación o exploración.
Algunos (probablemente todos, en mayor o menor medida) también habrán despertado en muchas personas ilusiones, sueños de aventura, ese gusanillo que te impide estar quieto, que te hace buscar algo que, casi siempre, está más allá del horizonte.
El premio internacional de este año ha sido concedido a Michel Peissel. Creo que es una de las personas que (más allá del círculo cercano) más me han influido en mi vida. Cuando tenía 17 años leí El mundo perdido de los mayas (de la editorial Juventud, traducción de Gloria Martinengo) y, de repente, se abrió ante mí no sólo el mundo de los mayas, sino un mundo entero lleno de aventuras, viajes, emociones y descubrimientos. ¡Viajes! ¡Aventuras!
En este libro, Peissel narra un viaje que había realizado con 21 años por la costa de Quintana Roo, en la península de Yucatán, entonces prácticamente inexplorada. Allí vivió mil aventuras, descubrió como si nada 14 lugares arqueológicos mayas, y lo contó en un libro (que devoré) con la justa dosis de humor. Creo que el humor es un compañero interesante de la perplejidad y el asombro ante el mundo.
Una de las cosas que me fascinaron de esta aventura es que la llevó a cabo sin grandes presupuestos y sin ningún apoyo por parte de nadie. Simplemente cogió el petate y tiró hacia delante. Así que era posible -pensé- viajar sin necesidad de ser rico, que se podían vivir emocionantes aventuras con la única condición de coger el petate y tirar hacia delante.
De hecho, el verano siguiente me fui (sin dar detalles precisos en casa) a Marruecos en auto-stop. Tardé tres días en llegar a Ceuta. Pero ésta es otra historia.
Poco después cayó en mis manos otro libro de Peissel: Mustang, reino prohibido en el Himalaya (misma editorial y traductora que el anterior), y eso fue ya el acabose. En él cuenta su expedición a un remoto rincón de Nepal que hasta entonces había estado fuera del alcance de los extranjeros. Más aventuras, más viajes, más emociones, más descubrimientos. Más sueños. Otro empujón.
Había que ponerse en marcha y tirar hacia delante.
Ayer tuve la inmensa alegría de saludar a Michel Peissel y hablar un rato con él.

1 comentario:

  1. Buuuueeenooooooo, BIENVENIDO A LA BLOGOSFERA, COMPAÑERO. Me alegro de que hayas abierto tu blog (aunque eso indica que la competencia será cada vez más dura). Pero como sabes que te admiro... ¡aprenderé de ti y prometo seguirte, en los post buenos y en los malos... como las novias de antes.

    Un abrazo

    Paco Nadal

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