La revista Lonely Planet Magazine tenía un equipo de redacción que trabajaba bien los temas y hacía trabajar bien a los colaboradores, que debían esforzarse en redondear perfectamente los textos. Lo mismo puede decirse de los responsables de la edición gráfica (con quienes tuve un contacto mucho menor). Al tratar destinos de forma monográfica, los cubrían en profundidad y me atrevo a decir que más que bien. Éstos iban desde tópicos tipo Londres, Roma y Praga a apuestas arriesgadas como Madagascar, Sahara y Senegal, por lo que podía interesar a todo tipo de viajeros. Como consecuencia de todo lo anterior, la revista desaparece del quiosco. Nos dicen que la cabecera volverá a aparecer, pero como traducción de la edición inglesa.
Una pérdida importante. Por un lado, parte de ese equipo se ha ido a la calle. Por otro, todos los que en mayor o menor medida hemos colaborado en algunos de sus 32 números tenemos un cliente menos. Más allá de nuestra pérdida propia, creo que el que pierde es el quiosco, y por tanto los lectores. Menos variedad en la oferta de prensa de viajes, menos ventanas cuidadas al mundo.
Se dice que todo está en internet, pero eso es mentira. Para sacar temas adelante hacen falta equipos, intercambio de puntos de vista, experiencia, contrastar informaciones. Y dinero. Inversión por parte de la empresa que quiere sacar adelante cualquier proyecto. El periodismo es una actividad cara, cuyo rendimiento económico normalmente no se ve a los dos días. Pero todo esto es lo que diferencia al periodismo de que un testigo haga una foto y la cuelgue en internet.
Por casualidades de la vida escribí en el primer número de la revista y en el último (igual que unos cuantos colaboradores más). Los temas fueron viajar por Australia tras la pista de la cultura aborigen (nº 1) y por la costa caribeña de Colombia en busca de los escenarios y personajes de la obra de Gabriel García Márquez (nº 32). Entre medias, en el texto que hice sobre el corazón histórico de Estambul me permití un planteamiento formal muy peculiar que fue aceptado sin problemas. Cuando traté la región de los fiordos de Nueva Zelanda, Marisol Soler (la directora) y yo tuvimos que dar muchas vueltas al tema hasta darle forma. En los textos sobre Salvador de Bahía (Brasil), Alepo (Siria) y Saint-Louis (Senegal) pude profundizar en estas ciudades como muy pocas revistas permiten hacerlo.
Lo que quiero decir es que eran trabajos -y entiendo que los de los demás eran exactamente igual- muy cuidados y pensados, y que detrás de cada página había un gran esfuerzo de fotógrafos, de periodistas, y del propio equipo de la revista. Y creo que el producto final valía la pena.
¿Qué hay que hacer para que una revista de viajes venda en España? No lo sé, pero parece que esforzarse por hacer las cosas bien no es suficiente.
Impecable planteamiento, Ángel. Lo enlazo en facebook para su difusión.
ResponderEliminarSí, Angel a mi también me entristeció mucho el fin de Lonely Planet tal como la conocíamos hasta ahora. Yo también colaboré en varios números y estoy de acuerdo en que se hilaba muy fino para que los temas tuvieran la calidad que el público merece. Pero esto es así, parece que la calidad, y el buen hacer ya no se tienen en cuenta. La revistas necesitan de los anunciantes para seguir adelante y eso lo marca todo (puedes ver de lo que hablo en mi post de esta semana). En fin, que esperemos que algo cambie, porque los buenos, se van yendo. Y nosotros, con ellos. Saludos!
ResponderEliminarBuena reflexión que resume la triste situación del sector.
ResponderEliminarMi más sentido pésame ante la desaparición de otra cabecera.
Casi no me dió tiempo a colaborar-lo hice en el número de Londres con 5 fotografías- y estaba dispuesto a emprender nuevos destinos-como Grecia- para volver a colaborar pero tuve que cancelar los planes.
ResponderEliminarMi corta experiencia con ellos me sirvió para darme cuenta que era un equipo que trabajaba de forma muy profesional y sabia sacar lo mejor de todos.
¿una revista multidestino?
Eso me suena a... Aprovechemos todo lo que podamos de la versión inglesa, ignoremos las propuestas que nos lleguen y creemos mas frustacion en el sector...
¡Ojalá me equivoque!
Creo que ya lo tengo. Voy a crear una revista en la que publiquemos solo reportajes de viajes en los que aparezca mucho Belén Esteban. La Esteban en bicicleta por Amsterdam, la Esteban posando junto a un elefantito en Kenia, la Esteban tomando el sol en un maravilloso hotel de Polinesia, la Esteban luciendo maromo en el Caribe... Esteban, Esteban y más Esteban. Pero siempre de viaje, claro... ¡¡Igual me forro y todo!! Qué pena, la verdad. A lo mejor tenemos que reflexionar un poco (o un mucho) sobre nuestro trabajo, sobre cómo hacerlo rentable y qué ofrecer a los lectores para que lo sea, sobre los contenidos, sobre los formatos, sobre los soportes... Pero todo esto se queda sin fuerza ante noticias como esta, que siempre descorazonan un poco. En fin, toquemos madera e intentemos sacar nuestras barbas del agua...
ResponderEliminarCoincido en que es una buena reflexión, pero mi respuesta a tu pregunta sobre qué hay que hacer para que una revista de viajes venda en España es bastante descorazonadora. Creo con sinceridad que el tiempo de las revistas de viajes ya pasó, sumado a que este mercado nunca fue muy consumidor de este tipo de productos. Incluso me sorprende que sigan existiendo tantos títulos en el kiosco.
ResponderEliminarNo nos engañemos: las revistas (y los suplementos) de viajes existen sólo como soportes para la publicidad del negocio turístico, operadores, oficinas de turismo, hoteles, líneas aéreas, etc. Es eso lo que las sostiene, no la demanda de los lectores.
La amplísima mayoría de público, es decir lectores, de este país no demanda artículos de calidad, productos cuidados, buenas fotos, buenos textos, porque si así fuera, las muchas revistas de viajes o semejantes que hubo y sigue habiendo en el kiosco tendrían unas cifras de venta mucho mejores de las que siempre han tenido. Como mucho, esa mayoría demanda información y eso está en internet, no necesita pagar por ello. Los que compran una revista como Lonely Planet son los muy menos que quieren conocer un sitio aunque no vayan a viajar nunca a él, y son tan pocos que no alcanzan para cubrir los costes de una publicación de calidad. Esa ecuación no cierra y creo que seguirá sin cerrar por mucho tiempo (iba a poner nunca, pero me dio un ataque de optimismo).
Entonces, salvo que una fundación o sociedad que no pretenda ganar dinero (es más, que esté dispuesta a perderlo) apueste por un producto de alta gama en el sector viajes, o que alguna editorial pueda disimular sun pérdidas con ganancias en otros productos, ninguna revista de estas características será rentable a largo plazo. Porque si esa revista pertenece a una editorial, la que sea, que necesite sobrevivir, o irá "vendeiendo" los contenidos a sus clientes publicitarios, o irá bajando su calidad, o acabará malviviendo o cerrando.
Ya sé que es una mirada catastrofista, pero ahí están las experiencias de las revistas de naturaleza o las de información general, que tuvieron su momento de esplendor y hoy prácticamente han desaparecido del kiosco. Creo que las de viajes siguen el mismo camino. Es una pena, pero desde nuestra posición dudo que tengamos mucho que hacer para revertir este proceso. Aunque si alguno tiene una idea que aportar estoy dispuesto a sumarme.
Un abrazo Ángel, y me alegro de encontrarte por la red.
Totalmente de acuerdo con Ángel, pero ahí está la pregunta. ¿Qué hay que hacer para que una revista de viajes venda en España? Quizás la pista esté en otra pregunta. ¿Qué hace la revista Altaïr para aguantar año tras año? No lo sé, pero su propuesta es todavía más arriesgada y absolutamente original
ResponderEliminarTambién yo había publicado varios reportajes y me ha dado mucha pena. Cada vez quedan menos revistas de calidad.
ResponderEliminarYo creo que parte del problema es esa cultura empresarial que hace que no sea suficiente que algo sea rentable. Tiene que serlo más cada año y encima reducir gastos. Traduciendo una revista inglesa se gastarán cuatro duros. ¿La calidad? Una vez más los empresarios propietarios de una cabecera consideran tonto al lector.
Hola.
ResponderEliminarAcabo de ver la revista y está estropeada por completo. Recordemos que para el desembarco de esta revista, se pisoteo, para mi, la mejor revista de viajes hecha en España en mucho tiempo: Altair. Tengo todos los números de la Lonely y el de sudafrica ya no lo compré. Me mosqueé la ir hacia el kiosko y comprobar el de stino: Sudafrica, = a mundial de futbol. Simplemente patético. Paralelamente leo Altair, precioso el monográfico de Suiza. es una pena lonely, gracias Altair, larga vida para ti.
Una tristeza. Siempre esperaba con ansias la llegada de la revista. Amaba esa profundidad en los temas, el compromiso de los periodistas, el estilo impecable de sus textos. Me encantaba que fuera monográfica y que las notas estuvieran firmadas con una pequeña reseña de quien la escribió. En fin, todo. Me enamoré de ediciones como Australia, Roma, Nueva Zelanda, Islandia... El nuevo número me pareció una falta de respeto al espiritu de lonely planet. Otra revista de viajes más, con una orientación mercantilista del turismo. Creo que leí la palabra "lujo" más de 10 veces (y eso que sólo la miré por arriba!) ¿Desde cuando los viajeros que se identifican con la editorial prefieren dormir en un hotel de 5* decorado al estilo Indiana Jones antes que en un campamento en contacto con la naturaleza (nota sobre un parque nacional en Sudáfrica)?
ResponderEliminarLas notas son ligeras, los hoteles recomendados y los restaurantes parecen sacados de la revista Hola, nunca más destinos desconocidos que interpelen al lector, ni hablar de las notas de historias del país. Todavía sigo recordando las de Japón, Perú, Estambul...
Soy periodista y amo viajar. Desde el primer número me sentí identificada con vuestra propuesta. Me llevé la revista a Berlín y a Roma y me dio la oportunidad de conocer y de aprender otros aspectos de esos destinos. Con la Patagonia y Argentina (mi país) leí notas maravillosas que me emocionaron y que me ensañaron cosas que ignoraba. SIMPLEMENTE GRACIAS A TODO EL EQUIPO POR HABER COMPARTIDO SUS EXPERIENCIAS Y SU EXCELENCIA CON NOSOTROS. La revista ha perdido una subscriptora. Y como yo, veo que hay unos cuantos. Hice mi descargo. Ojalá que los periodistas que trabajaban en la antigua edición puedan seguir ampliando nuestros límites geográficos en otros medios.
Vaya, buscando el por qué del descalabro del mes de mayo de la revista, me encuentro con este blog... Mierda! Para una de las pocas revistas con las que he tenido un flechazo... va y se jode. El estilo, contenidos, y formato de antes le daban mil vueltas al de ahora... Y la redacción de los reportajes de antes era simplemente impresionante. Qué hago ahora sin mi revista de cabecera?? Ayyyy!!!Ahora son traducciones la mitad de la revista (que es como ver una pelicula doblada). Qué decepción... se puede tener alguna esperanza viendo las críticas que está llevando para los próximos meses??
ResponderEliminarGracias y suerte a todos los que se hayan quedado sin trabajo. El trabajo que hacíais era simplemente impecable.
Un saludo,
Alberto
Efectivamente, no tengo que ver nada ni con la versión actual ni con la anterior. Pero como suscriptor que era siempre me preguntaba... por qué cambian una revista tan buena, por que hacen una copia de las ya existentes. No creo que seamos demasiados el sector que compre semanalmente una revista de viajes. Y esta se la han calgado. Cual fue mi desilusión cuando el otro día descubrí que eran meras traducciones de Lonely Planet Magazine, portadas copiadas, articulos traducidos. No se contempla ahora la diversidad de opinión, la diferencia entre el viajero inglés y el español. Comentar como colmo, que en el número de las islas, en el artículo sobre Montserra, de repente leo: "Se lleva a la playa tras un viaje en cabra...", realmente, me sirvio para tener un rato de carcajadas, pero supongo que la cosa está mal allí, pero no como para viajar en cabra. Algún GOAT aparecería en la revista original... y de hay la traducción.
ResponderEliminarPOR FAVOR, VOLVER!!! ¿Cuáles fueron las causas del cambio?? Saludos
Alejandro
Hola, estoy totalmente de acuerdo con todos ustedes. La primera revista que tuve la ocasión de leer fue la de la Patagonia; simplemente magnífica. A partir de ese instante me enamoré de la revista y me suscribí. Tengo todos los números. Pero llegó el cambio y adiós a la mejor revista de viajes que había leído y tenido. No consigo comprender el por qué de dicho cambio. La revista se ha convertido en una simpleza: toca diferentes destinos muy por encima, no sirve para viajar y no profundiza! ¡Ya esta bien! es una verguenza el bajón de calidad que ha dado...
ResponderEliminarA mi me han desilusionado.
Saludos!
Efraín
Hola.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con todo lo comentado. Además, como suscriptor que soy de Altair y de Lonely Planet, me siento doblemente estafado. Entonces, por la manera de intentar engañarnos con lo de "Altair es Lonely Planet" y ahora, por cambiar la revista sin informar al suscriptor. Acabo de llamar para cancelar mi suscripción y me dicen que solo puedo cancelar la renovación, pero que no me devuelven el dinero de la suscripción y que me aguante hasta marzo que es cuando se acaba. Vergonzoso.
Saludos.
Ignacio.
Siempre nos quedará Altair
ResponderEliminarCreo que está todo dicho pero es que me acabo de enterar, tras regresar de un laaaargo viaje por el sudeste asiático me acerco a lonely planet para ver qué ha publicado sobre este tema que me interesa y me encuentro esto..
ResponderEliminarLa avaricia crece inversamente proporcional a la calidad... siempre. Pero me desanima pensar que el buen periodismo de viajes se va acabar, creo que debemos inventar nuevas formas de sacar adelante la divulgación de la cultura, nunca perdamos la emoción por el viaje, la pasión por descubrir tesoros aunque sea desde el sofá, la aventura en las líneas de una revista!
Esta revista fue una timadura desde el principio. ¿No trataron de hundir a Altaïr de forma canallesca? Espero que este panfleto infame desaparezca pronto de la circulación.
ResponderEliminarNo os olvideis que en el "panfleto infame" también trabajan profesionales que, pese a las restricciones que la crisis impone (presupuestos muy reducidos..), intentan llevar a cabo un buen trabajo...
ResponderEliminarLa prensa de los viajes como bien mencionas es muy pobre, pero asi y todo no hay que perder el gusto a viajar y disfrutar de una buena lectura
ResponderEliminarMuchisimas gracias
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