Noticia fresca: no hay internet en el Ártico. No hay internet entre los hielos menguantes del Ártico, en lo que todavía (y por poco tiempo) es el territorio del oso blanco. No hay internet más allá del cabo Norte. Cuando el MS Fram -el barco en que he pasado estos días- pasó a los pies del precipicio en que todos creemos que se acaba Europa por el norte, se terminó la conexión a internet, esa red que había funcionado tan bien en la Antártida, adonde viajé en el mismo barco hace año y medio.
Y, la verdad, es que no está nada mal un descanso. Han sido once días en las aguas frías del Ártico, entre témpanos de hielo, miles de aves marinas, algunas morsas e incluso una osa blanca (sé que era una osa porque iba con dos crías, no por mi agudeza visual). También con unos 200 compañeros de viaje, pasajeros en este Peregrinaje Climático por aguas de las islas Svalbard. Aquí sí que se acaba Europa (este archipiélago es parte de Noruega), y no quedan muchos kilómetros hasta el polo Norte.
Las islas Svalbard son un territorio que permanece, todavía hoy, inalterado en buena medida. Puedes pasar días navegando sin sentir la presencia humana en ningún momento. Sintiendo el frío, el viento y la soledad de esta tierra. Y también, como en esta ocasión, hablando con científicos, periodistas y escritores especializados en el Ártico, amantes de la naturaleza y apasionados por la vida en estas latitudes extremas.
Once días sin Zapatero, sin Rajoy, sin la CEOE, sin los Sindicatos, sin el Mundial y sin Mourinho. Estoy como nuevo.
Y once días sin noche. 264 horas seguidas de luz. Cualquier ser primario, de los que buscan la luz, comprenderá mi encanto con este viaje por el Ártico.
Ahora vuelve a ser de noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario