lunes, 4 de octubre de 2010

OTOÑO II: ADIÓS A LAS ZARZAMORAS



El verano se termina y llega el otoño. Septiembre es el mes de las moras de zarza en la sierra de Guadarrama, y siempre me ha parecido una delicia caminar por el monte y merendar moras, comiéndolas de una en una según las coges del arbusto. De la mata a la boca en un segundo. Las espinas de la zarzamora, que te acaban arañando por mucho cuidado que tengas, le dan un punto de emoción a la captura golosa de los frutos.

La zarzamora está rica, pero empalidece enormemente si la comparas con la mora negra (la del moral, que está incluso más rica que la mora blanca, la de la morera). Las comparaciones son odiosas, sobre todo porque son frutos de especies diferentes que sólo comparten el nombre y algo de la forma. Yo tengo localizado un moral que, allá por la segunda mitad de agosto, da las moras más ricas del mundo.

Este fin de semana ya casi no había zarzamoras, pero caminando un rato y adentrándome en zonas poco transitadas descubrí algunas. Las últimas.

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