Se dice que se aprecia, se ama y se defiende lo que se conoce. Y que ésta es una de las virtudes que puede tener el turismo y los viajes: conoces personas, lugares, entonces puedes apreciarlas -incluso amarlas- y, al sentirlas tuyas de alguna manera, defenderlas.
Después de pasar unos días en Serengeti, al volver a casa, me he encontrado con la pésima noticia de que el Gobierno tanzano ha aprobado el trazado de una carretera que atraviesa este Parque Nacional. Según parece quiere cumplir con una promesa electoral de 2005 de unir las ciudades de Arusha y Musoma. Hay propuestas de trazados alternativos, más al sur, pero el Gobierno no las tiene en consideración.
Todo indica que esta carretera tendría un gran impacto en la gran migración que todos los años realizan millones de animales en la zona. Y, como consecuencia, en todos los demás animales de este ecosistema. El turismo en la zona perdería uno de los grandes atractivos, y la economía del país se resentiría. En este documento hay algunos datos sobre la importancia del turismo en la economía de Tanzania.
Los ecologistas han puesto el grito en el cielo. De forma inmediata ha surgido en todo el mundo un clamor en contra de este proyecto. Save the Serengeti es una de las plataformas más activas; también tiene una página, Stop the Serengeti highway en Facebook.
La Unesco, que ha declarado al Parque Nacional de Serengeti Patrimonio Mundial, está seriamente preocupada por el tema.
National Geographic Magazine dedicó en noviembre su artículo de portada a las grandes migraciones de animales que hay en el mundo. Cualquier tema de los suyos se acompaña de presentaciones, encuentros, etc., que tienen mucha repercusión. Este mes se hace eco de la construcción de la carretera.
La belleza casi intacta de Serengeti es algo que habría que conservar. Y no sólo para poder ir a verlo algún día, sino por la propia importancia de las cosas.
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