Yo creo que, si hubiera tenido un poco de dinero suelto en la cartera, en Arco habría comprado el retrato que le hizo Alberto García-Alix a Santiago Auserón en 1987. La foto tiene varios atractivos: es un documento, tiene un encuadre espectacular, es una copia única, vintage, etc. En cualquier caso, me parece una gran foto. Además, para mí, y supongo que para muchos de mi generación, tiene la fuerza del recuerdo, la fuerza que trae de repente la memoria de otra época.
El arte, la creación, en este caso la fotografía, todo lleva su propio camino, y a veces toca resortes que hacen desplegar emociones. De todo lo que había en Arco, me quedo con esta foto.
Se puede ver, en pequeñito, en la foto que hice. Es la que está abajo, a la derecha.
La gracia es comprarlas cuando todavía no valen. Mira Van Gogh..
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