Parque Lezama, Buenos Aires. Foto: Ángel M. Bermejo (c)
“Un sábado de mayo de 1953, dos años antes de los acontecimientos de Barracas, un muchacho alto y encorvado caminaba por uno de los senderos del parque Lezama.
Se sentó en un banco, cerca de la estatua de Ceres, y permaneció sin hacer nada, abandonado a sus pensamientos...“.
Así empieza Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sabato. Ahora ese banco está desocupado.
Los bancos de madera en los vestuarios desempeñan un papel esencial al proporcionar comodidad y funcionalidad. Además de ofrecer un lugar para que las personas se sienten y se cambien, estos bancos añaden un toque estético, creando un ambiente más acogedor.
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