Auvernia. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Según la Organización Mundial del Turismo, Francia es, desde hace muchos años, el país que recibe más turistas extranjeros del mundo. Y con bastante diferencia sobre los siguientes destinos internacionales (Estados Unidos, España y China). Nadie duda de que Francia tiene uno de los patrimonios históricos y culturales más ricos del planeta.
Pero tengo la impresión (personal) de que, aparte de París y de algunas regiones muy famosas (Bretaña, Córcega, la Costa Azul, etc.), gran parte de Francia se pierde en el mapa. Me gustaría saber cuánta gente podría señalar, en un mapa en blanco, lugares tan conocidos (aunque sólo sea por motivos gastronómicos) como Cognac, Borgoña, Champaña (Champagne), Roquefort, Foix (bip, bip; me informan por el pinganillo de que Foix, aunque se pronuncie igual que foie, no tiene nada que ver con el foie gras), Dijon, etc.
Todo ello me lleva a pensar que, si lugares con nombres tan famosos son poco conocidos, nos queda una gran parte de Francia por descubrir.
Pues está justo en el centro de Francia. Sin embargo, a pesar de una situación tan privilegiada, tal vez sea una de las regiones francesas menos conocidas. Estos dos detalles unidos suponen para mí un motivo de curiosidad. Hace muy poco, después de innumerables viajes a Francia, he tenido ocasión de conocer esta región de la que sabemos muy poco.
P.D. Puedo decir que la primera vez que oí algo relacionado con este nombre fue en una canción de Georges Brassens, Chanson pour l'auvergnat. Paco Ibañez hizo una versión en castellano, y la llamó Canción para un maño.