P.N.Arches, Utah, EEUU. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Es el final de la tarde y parece que las rocas arden. Cuando el Sol poniente las acaricia se vuelven anaranjadas bajo el cielo sin nubes del desierto, y es el momento de sentarse a contemplar cómo lanzan el último destello antes de que anochezca. La Luna creciente baila rodeada por un anillo de piedra, pero no es un sueño. Y cuando la noche se traga los colores, la soledad y el silencio se adueñan de esta fantasía mineral. Sobre el horizonte apenas se distingue el brillo de la nieve en las crestas de las montañas lejanas, y las estrellas titilan sobre los arcos que son como ventanas abiertas en las rocas.
P.N.Arches, Utah, EEUU. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Hay algo de irreal en esta esquina de Utah. Algunos lo definen como un paisaje místico, como de otro mundo, aunque tal vez sólo sea lo improbable que se mece en la frontera entre las formaciones geológicas y la magia, donde las fuerzas de la erosión han creado formas que nadie se hubiera atrevido a imaginar. Pero es la realidad en el parque nacional de Arches.
P.N.Arches, Utah, EEUU. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
En esta zona del suroeste de Estados Unidos abundan los lugares especiales, y más de una veintena están protegidos. Monument Valley, Grand Canyon, Bryce Canyon y tantas maravillas de la naturaleza se encuentran a poca distancia, y crean un rosario inacabable de paisajes únicos. Pero en Arches se concentra la mayor cantidad de formaciones rocosas insólitas de Estados Unidos. Puede que de todo el mundo.
P.N.Arches, Utah, EEUU. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Por uno de sus extremos corre el río Colorado antes de enfrentarse a la tarea de escribir el libro de la historia sobre la piel de la Tierra. Pero en Arches el agua, el frío y el viento —con su aliado el tiempo— han tallado un museo de esculturas gigantes que desafían la ley de la gravedad.
P.N.Arches, Utah, EEUU. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Según los cálculos más conservadores hay más de 2.000 arcos de piedra naturales en este parque. Los geólogos distinguen entre puentes y arcos. Los primeros han sido modelados por la fuerza del agua, que lame la roca hasta excavar un túnel a través de ella. Los arcos han sido tallados por un proceso diferente, cuando el agua se cuela entre los intersticios de la piedra y —además de disolver el calcio que mantiene unidas las partículas de arenisca—, al congelarse con las heladas nocturnas, actúa como una cuña que desgarra los bloques. Es una explicación científica para un paisaje de leyenda. Y para que la formación sea considerada un arco auténtico debe dejar pasar la luz por la abertura y tener al menos un metro de ancho.
P.N.Arches, Utah, EEUU. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Aunque resulte extraño, este mundo de fantasía alberga todavía muchas sorpresas. Hace unos 20 años se descubrió un arco desconocido de 13 metros de longitud. Por eso es tan emocionante caminar por estos senderos en busca de Sand Dune Arch, de Double O Arch, o de Landscape Arch. Todos nos ayudan a recuperar esa cualidad de aceptar lo maravilloso, que se domina con naturalidad en la infancia y que se va perdiendo con los años. Algo de eso es necesario para vagabundear entre torreones y cúpulas, entre corredores, entre paredes de roca perforados por ventanas gigantescas, entre dunas petrificadas.
(continuará...)
Excelente post pétreo y magnífico lugar. Buena elección Ángel como siempre. Saludos
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