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Museo del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
Difícilmente
se podrá encontrar un museo con nombre más sugerente: del Fin del
Mundo.
No,
no tiene ningún sentido apocalíptico. Se llama Museo del Fin del
Mundo porque está allí, al sur de la Patagonia, en Ushuaia, en el fin del mundo. Donde
es fácil sentir que se acaba todo.
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Museo del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
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Como
estamos hablando de la Patagonia, en el museo hay historias de navegantes, de
naufragios, de exploradores, de naturalistas, de indígenas, de fauna
insólita, de mitos, de realidades insospechadas. Miras una vitrina y
te salpica en la cara el agua de los canales patagónicos, te
imaginas las penurias de los pioneros, sufres por el destino de los
habitantes de la zona que encontraron los exploradores y que han
desaparecido completamente.
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Museo del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
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Lees
la información y aparecen los nombres de Magallanes, Drake,
Cavendish, Malaspina, Cook, Bougainville, FitzRoy, Darwin... Pasas
bajo el mascarón de proa del Duchess of Albany, que naufragó en
1893 en la península Mitre de la Tierra del Fuego, y la imaginación
se dispara.
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Museo del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
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El
museo se fundó en 1979 en uno de los edificios más singulares de
Ushuaia, frente al canal Beagle. Imposible encontrar una localización
mejor. Desde 2008 hay un anexo, en la Antigua Casa de Gobierno, en la
misma calle, frente al puerto.
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Museo del Fin del Mundo, Ushuaia, Argentina. Foto: Ángel M. Bermejo (c) |
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En
esta casona continúan las historias, como las del aviador alemán
Gunther Plüschow, los presidiarios de Ushuaia o el naufragio del Monte Cervantes.
Es
uno de esos museos pequeños que más que contar cosas te ponen en la
pista de infinidad de historias.
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