El año pasado no pude resistirme y, para leer en un vuelo
nocturno a Buenos Aires, me llevé Vuelo
nocturno de Antoine de
Saint-Exupéry.
El caso es que el vuelo fue uno de esas ocasiones especiales
en las que al embarcar te cambian el billete y te dan un asiento en la clase business, por lo que te enfrentas a una
travesía del Atlántico en unas condiciones especiales que te hacen vivir cada
minuto. Una noche como no la hay casi
nunca, como sólo la vivirás (con suerte) unas pocas veces en toda tu vida.